Tu choripán y mi empanada
Por: Paula Gallego
Viviendo en un país que no es el mío, he tenido la fortuna de conocer gente de muchas partes. Físicamente he aprendido a diferenciar de qué país de Latinoamérica son la personas. Conozco acentos, evito decir “coger” porque sé que para los Mexicanos significa otra cosa, pero lo mejor de este intercambio cultural al que he estado expuesta por años, es que he conocido un sin número de comidas típicas deliciosas.
Nuestros amigos argentinos nos introdujeron al choripán y nosotros de paso, les mostramos la empanada colombiana. Los dos platos son comidas que se consiguen en la calle en sus respectivos paises. El choripán para los que no lo conocen, es un chorizo asado muy aliñado en un pan francés y acompañado del tradicional chimichurri argentino. La empanada por su parte, es un pastelillo de masa relleno y frito.
Así como la vida del inmigrante se compone de cargar consigo su tradición pero abrirle campo a cosas nuevas, la vida de pareja no es nada menos que sumar nuestras costumbres a las de nuestra media naranja. Muchas veces hemos oído decir a los hombres “la receta de mi madre era la mejor” y nosotras como esposas, hemos querido estampillar la olla en sus cabezas, pero los resignados han empezado a acostumbrarse a nuestra sazón por amor o por sobrevivencia.
La culinaria como la convivencia tienen su ciencia. Todos los días hay que tratar de que las cosas salgan bien, aunque haya días en que sin razón la sazón no sea la misma. Para los puristas argentinos quizás el chimichurri hecho por un cocinero de empanadas no sea el más parecido a la receta original, pero no significa que sepa mal. Adaptar el paladar a nuevos sabores, es como adaptarnos cada día a las cosas del otro.
Salud por estos 10 años.